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jueves, 14 de julio de 2011
Ruben Amaya
Rubén Amaya
Escritor tucumano (Argentina).
Algunos de los libros publicados:
Poesía
Simple como el pan. El viejo compromiso y la mejor tristeza.
Crónicas del regreso. Sur, el olvido... ¿Y después?.
Cuentos
Las palomas pueden ver más de cerca el corazón del hombre. Viaje en cuento.
Teatro
Detrás de la ventana. Señores pasajeros (las dos, puestas en escena en Buenos Aires)
Ensayo
El arte por la vida. ¿A cuánto se cotiza la culturA? Primera parte.
La segunda parte de este ensayo está a punto de salir
Canciones
Alrededor de sesenta, con músicos del país y de América.
Tres veces presidente de la SADE, Tucumán, Argentina
Selección de poemas de Rubén Amaya (I)
I
porque no soy más que un viajero
que se embarca en la noche
y descubre que indefectiblemente
el silencio habita en los andenes
debo partir y no hay regreso
sólo llevo mi sombra de equipaje
suelo ser un repetido forastero
que ejerce el breve oficio
de ser una distancia
puedo ser una fotografía
un saludo una canción
pero una luna oscura
golpeando en el cemento
arrastra
ya no digo los cuerpos
apenas la epidermis
de rostros ciudades
juramentos circunstancias
tan repetidamente iguales
que ya no sé si es cierto
que alguna vez estuve
o algún funesto viento
me dejó sólo la ausencia
II
recuerdo una inmensa casa a oscuras
y a mi madre repartiendo la luz
todo entre sus brazos sucedía
el pan con manos desveladas
el desconsuelo del salario escaso
la fugaz alegría de una camisa nueva
lleva ochenta años de faltarle tiempo
ochenta años de historia cotidiana
simplemente de pie
sobre la escarcha
con los ojos desnudos
de tragar esperanzas
por eso siempre vuelvo
a buscar esa luz
que se quedó con ella
III
siempre me dicen
que debo vivir la vida con más lógica
intento estar de acuerdo y los perros vagabundos me espían en las esquinas y se ríen la gente lógica convoca pedazos de gente y organiza conferencias donde dicen que la ilusión no se puede probar yo guardo un pequeño olor del verano en el ropero los trenes que nunca me llevarán de regreso mientras ellos continúan hablando de la verdad y de que el hombre es finito por eso nunca llegará a conocerla yo recojo las vidas que tiran por las ventanas las sombras que se esconden en los rincones restos de amor que la gente bien educada deja en los pocillos por las noches me reúno con mis amigos convocamos a los ausentes para que pongan por lo menos una sílaba en la mesa y esperamos el esplendor del derrumbe porque sabemos que algún día las cosas van a cambiar definitivamente para que todos inclusive la gente lógica aprendamos a mirarnos como si fuera la primera vez hasta reconocernos
IV
quiero escribir un poema que no tenga descanso ni escaleras ni nubes que oscurezcan el cielo quiero escribir un poema de pie a los gritos porque me empujan los fracasos los desencuentros en toda esta armonía ya no soporto el orden universal y magno quiero hacerlo pedazos quiero unas piernas de mujer abiertas al milagro y un corazón verde donde sembrar un mundo porque el que me dieron está amarillo y seco y no alcanzan mi ilusión ni tus ojos para regar un surco quiero escribir un poema sin reglas ni medidas porque no sé si voy a terminarlo entonces que importa si guardamos las formas un poema que no tenga continente porque hace mucho tiempo no sé de donde vengo mejor dicho lo sé pero me olvido son muchos años de volver y nunca llego ya no sé si estoy o quedé en el camino y esta sombra de mi mismo quiere soltar el llanto por mi propio olvido quiero escribir un poema y nuca empiezo comenzar todo de nuevo ya es un discurso viejo un poema que alguna vez te lo prometo comenzaré a escribirlo con tu boca y mis dientes con los desaparecidos con los pechos en flor de aquella antigua mujer que enseñó el otoño quiero escribir un poema como un animal salvaje que hunda sus pezuñas en las buenas costumbres en la palabra iluminada y docta oronda y satisfecha de sus propias verdades un animal sediento de sus límites que busca en los escombros una gota tan sólo de la sangre ultrajada entera en su impureza quiero escribir un poema que pase por las calles como un toro furioso embistiendo los miedos para que la buena gente se esconda en sus cárceles y salgamos a pecho descubierto los locos los suicidas de sueños los incurables de amor los expulsados de todos los paraísos este poema me acosa me rodea tengo que enfrentarlo o tirarme al vacío y no aquí me quedo con el asombro por escudo que nadie se me acerque a menos que quiera arder conmigo inmolarse en el rayo que reconstruya el mundo el día en que por fin escriba este poema
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